En este texto se van a analizar
similitudes y diferencias entre “La noche boca arriba” de Julio Cortázar y “El
sur” de Jorge Luis Borges. El objetivo es ver cómo a través de la literatura
existe la posibilidad de cambiar el destino.
Para empezar, vamos a hablar del desdoblamiento en
ambos relatos. En el texto de Cortázar el protagonista sufre este
desdoblamiento a través del sueño. Al entrar al mismo se encuentra en una
especie de selva. Él es un moteca y está siendo cazado por los aztecas. Durante
la guerra florida. Lo extraño de ese sueño es que él siente olores, las cosas
que tocaba, y otras cosas relacionadas con lo que uno vive en la vida real y no
en un sueño: “Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca
soñaba olores. Primero un olor a pantano, ya que a la izquierda de la calzada
empezaban las marismas, los tembladerales de donde no volvía nadie”,
(Cortázar). En esta cita también se puede ver el uso de imágenes sensoriales
para dar más realismo al sueño en oposición a la realidad confusa que vive el
joven accidentado. Esta realidad confusa la logra a través del uso de la
sinécdoque. Esto sería usar una parte por el todo: “Alguien de blanco, alto y
delgado, se le acercó y se puso a mirar la radiografía. Manos de mujer le
acomodaban la cabeza, sintió que lo pasaban de una camilla a otra. El hombre de
blanco se le acercó otra vez, sonriendo, con algo que le brillaba en la mano
derecha. Le palmeó la mejilla e hizo una seña a alguien parado atrás”, aquí
cuando dice alguien de blanco hace referencia al cirujano.
Asimismo, en “El
sur” el pasaje de un mundo a otro se produce a través del sueño, aunque también
se puede llegar a la conclusión de que el pasaje es a través de las
alucinaciones provocadas por la fiebre. Pero a diferencia de “La noche boca
arriba”, el tiempo no es precolombino sino que es a fines del siglo XIX: “A la
realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos”, (Borges). Con esta
frase nos da la pauta de que va a cambiar de tiempos: “Nadie ignora que el sur
empieza del otro lado de Rivadavia. Dalhmann solía repetir que ello no es una
convención y que quien atraviese esa calle entra en un mundo más antiguo y más
firme”, (Borges). Acá hay otra pauta, ya que nos dice que entra en un mundo más
antiguo, un mundo gauchesco.
Otro recurso
utilizado en los dos libros es la focalización. En el caso del relato de
Cortázar hay una focalización interna en 3ra persona, ya que el narrador sabe
lo mismo que el personaje. Sin embargo, en “El sur” hay una focalización
externa en 3ra persona en donde el narrador no es personaje. En ambos casos,
provoca ambigüedad y confusión al lector, ya que no hay una explicación de lo
que está pasando con los personajes. En el caso de Borges en un momento el
narrador cambia a omnisciente, y en Cortázar al, final, cambia de perspectiva: del
punto de vista del motociclista pasa al del moteca. Este giro en la trama nos
deja pensando si realmente era el motociclista el que estaba soñando o si era
el moteca: “Durante un segundo creyó que lo lograría, porque estaba otra vez
inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza abajo. Pero olía a muerte y
cuando abrió los ojos vio la figura ensangrentada del sacrificador que venía
hacia él con el cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los
párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto,
que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños; un
sueño en el que había andado por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con
luces verdes y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de
metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese sueño también
lo habían alzado del suelo, también alguien se le había acercado con un cuchillo
en la mano, a él tendido boca arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados
entre las hogueras.”
Además se usan comparaciones de un mundo con otro, “subió
como un escorpión de los pantanos hasta su cuello”. Otro recurso que se usa es
la anticipación de los hechos. Cortázar hace esto a través de la inversión de
un mundo con el otro. Es decir, el sueño era muy realista y la realidad es
confusa.
Por otro lado, el texto de Borges difiere del de
Cortázar. Acá se usan procedimientos como las pautas de lectura, que se
introducen en el texto para anticiparnos que algo va a pasar. También aparecen
intertextos que hacen referencia a la procedencia del protagonista. El Martín
fierro se relaciona a su familia argentina, familia en donde su abuelo había
tenido una muerte activa en batalla. Por otro lado, Las mil y una noches se
conectan con su lado alemán y el concepto de muerte pasiva.
Asimismo Borges hace uso de adverbios para generar
confusión. En “El sur”, el autor, usa el adverbio “acaso”: “Dahlmann empuña con
firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura”. En una
parte del relato el autor nos dice que el protagonista ni sabía manejar un cuchillo,
pero con ese acaso nos deja la duda de si realmente era verdad que no sabía
usar una navaja.
En conclusión, el poder cambiar o no el final es un
resultado de la suma de todas las herramientas que se usa para llegar a ese
fin. Es decir, si los procedimientos literarios están bien utilizados el autor
puede lograr que el final de la historia cambie.